Por una mera coincidencia: ayer celebramos en Ecuador y el mundo el Día Internacional de la Mujer y hoy conocemos que la Fiscalía de Violencia de Género es la segunda con mayor número de casos que ventila en la justicia y obviamente la situación se explica por sí sola.
Es que entre agosto del 2004 y febrero de este año 1.039 mujeres murieron asesinadas a manos de sus conviviente, novios o exmaridos, delito encasillado como femicidio por el Código Integral Penal vigente.
Por impulso de la Fiscalía de Violencia de Género 383 femicidios son actualmente perseguidos por la justica; 47% de los casos están en etapa de investigación y el restante 53% ha sido resuelto.
El guarismo no solo preocupa a los gobernantes y a los administradores de justicia, sino que aterran a la sociedad en su conjunto porque nos muestra ajenos a un convivir civilizado que deja una secuela traumática, casi siempre irreparable, en los hijos de víctimas que incluso han sido testigos de las atrocidades del victimario.
Desde el 2014 hasta la fechan se han registrado 714 femicidios: 121 ese año, 159 el 2017, 98 el 2018 y 120 durante el 2019 hasta la fecha actual.
Más allá de consignar estas cifras preocupantes bien vale la pena preguntarnos: ¿Qué nos está pasando como sociedad?